Un angel
Hace calor, la goma de las zapatillas se pegan en el asfalto, el aire entra caliente en los pulmones y te ves morir cayendo poco a poco en las baldosas de cemento gris incandescente. Te metes en el metro huyendo del infierno y entras en otro peor. Los vagones atestados de gente, el aire acondicionado no funciona y sólo queda la pequeña brisa que entra por la rendija de la ventana que alguien ha abierto discretamente.
Sudor, calor, ansiedad, agobio y de repente…. Surge ella, sentada en el asiento de enfrente como si hubiera estado esperando toda la vida ahí para ese momento. Te olvidas del calor, del sudor, de la gente, ya no te acuerdas que hasta hace un segundo estabas en el infierno departiendo con el mismísimo Lucifer, y ahora, una paz interior te embarga por la contemplación de un ángel. Y tu mente empieza a divagar por historias imposibles, historias preciosas con puestas de sol y veladas interminables. Próxima estación Sol, correspondencia con línea 2 y 3 de metro. Y entonces caes al vacío, y ves la luz al final del túnel, y no quieres que llegue, pero llega, te bajas, te despides pero no dices nada. Y se acabó.
En otra vida te diré algo.
1 comentario:
Pues esperaremos a esa otra vida a que nos cuentes,porque espero que nos encontremos,ya que seria todo un placer.
Es una pasada tu talento,besos,maruchi.
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